1. Fundamentación de la
situación demográfica en Zamora.
La mejora de la calidad de vida en España ha llevado
consigo que la esperanza de vida aumente y, hasta ahora, se pueda hablar de
“nuevas” etapas dentro del ritmo de vida de la sociedad. La vejez es nueva
desde el punto de vista de las personas que envejecen. En este sentido, cuesta imaginar que en generaciones
anteriores se hubiera llegado a vivir
durante tanto tiempo, y por ende no hay una preparación previa para la
vejez de éstas “nuevas” personas mayores. A su vez, dicho proceso ha sido
acompañado de una “democratización de la vejez”, es decir, una tendencia
general de la población a vivir de
forma prolongada (Vega Vega, J. S.1995).
En España los datos del censo indican que la
población está envejeciendo de manera acelerada. La esperanza de vida para las
mujeres mayores es de 83 años, casi 7 años más que la de los hombres cuya media
se encuentra en 76,4 años.
Siguiendo la línea previamente recalcada, si bien actualmente se le da
una enorme importancia a la esperanza de vida en los mayores, también ha
surgido una gran preocupación por la calidad de vida de los mismos. En este
sentido, mantener un envejecimiento activo, autónomo y con un estado de salud
física adecuado, se ha convertido en uno de los principales retos a conseguir
en las nuevas generaciones de personas mayores. Según el (BIBLIOGRAFÍA)
“Índice de Esperanza de Vida Libre de
Discapacidad”- ELVI- encargado de analizar la calidad de vida junto con
duración de la misma predice que para las personas de 65 años el buen estado de
salud en los varones será de 11.7 años
y para las mujeres de 12.6 años. A su vez nos indica que la expectativa
de años vividos con algún tipo de discapacidad es de 7.1 para los varones y de
10. 4 para las mujeres. Conocer dichos datos resulta de enorme relevancia en la
medida en que son fieles indicadores de la potencialidad para obtener una buena
calidad de vida a partir de los 65 años, y a su vez, prever de forma general la
posibilidad de sufrir una discapacidad.
En el caso concreto de la provincia de
Zamora, encontramos que según (BIBLIOGRAFÍA) la provincia contó en el 2011 con
una población total de 193.383 habitantes, dentro de los cuales el 28.1% es
población mayor de 65 años. En el caso de Zamora capital nos encontramos que
dicha población conforma un 20,1%.
Dentro de los pueblos provinciales con mayor cantidad de personas mayores
ubicamos a Villageríz, y a
Villanueva de las peras donde
descubrimos que la dicha población alcanza cotas máximas del 70%. No
obstante, a su vez encontramos pueblos con un menor número de personas mayores como son Benavente con un
16%, o Villarralbo con un 17%. Dadas estas estadísticas podemos concluir que la
presencia de la población mayor en la provincia Zamora, es altamente
significativa incluso en aquellos poblados donde menos incidencia encontramos. Por
tanto, en una provincia predilecta para dar llevar a cabo nuestro programa en
la medida en que sectores tanto urbanos como rurales puedan beneficiarse del
mismo.
2.- Análisis de la situación.
Antes de realizar un
análisis sobre las principales necesidades y problemáticas de la vejez es
preciso aclarar una serie de conceptos sobre esta etapa del ciclo vital. En
primer lugar, todos los científicos aceptan que la vejez es un periodo donde pueden observarse
innovaciones y progresos (Vega
Vega, J. S.1995). Este hecho positivo ha contribuido a modificar el significado
que ha de asignarse a los conceptos de desarrollo y de envejecimiento. En este
sentido, es preciso eliminar el mito en el cual la vejez es vista como una
etapa donde sólo de producen pérdidas, sino asumir que también es una etapa donde también se construyen
nuevos aprendizajes, perspectivas y formas de afrontar la vida.
En segundo lugar, debemos tener en cuenta que una característica básica
dentro de la población mayor es su heterogeneidad y diversidad. Normalmente, se
suele creer que las problemáticas y necesidades en la vejez son homogéneas, y
suelen atribuirse generalmente a déficits o carencias físicas y psicológicas.
Desterrar este mito, resulta fundamental debido a que cada persona mayor presenta cualidades y
aspectos muy individuales, siendo justamente en la vejez cuando las diferencias
interindividuales alcanzan su punto máximo.
Dadas las premisas anteriores, pasamos a realizar un análisis sobre
las necesidades y la situación actual del conjunto de la población mayor en
España:
2.a) Personas mayores que necesitan cuidados.
A
continuación ofrecemos una serie de datos ofrecidos por Vega Vega, J. S. (1995),
los cuales nos señalan el porcentaje de personas mayores con algún tipo de
incapacidad física o invalidez, en diferentes edades.
•
Los mayores
de 65 años:
–
Un 21% padece
algún tipo de discapacidad física o invalidez.
–
Casi un 10% de las personas de más de 65 años necesita una asistencia
prolongada o regular.
•
Los mayores
de 80 años:
–
el 80% de los
mayores de 80 años sufre algún tipo de discapacidad que requiere cuidados
especiales.
–
el 50%
necesita ayuda para vivir independientemente o tiene que vivir en una residencia.
Dados los datos estadísticos previamente citados, podemos observar que
el 80% de las personas mayores de
65 años, no padece incapacidades físicas o psicológicas graves que puedan
entorpecer su independencia, únicamente hasta la edad de 80 años este
porcentaje se reduce a un 50%. En este sentido, nuestra intención es
enfocar nuestro programa de
intervención en aquella población mayor
de 65 años en adelante la cual conserva un grado de autonomía elevado tanto
cognitiva, como físicamente. Siguiendo esta línea,
nuestros participantes serían aquellas personas deseosas de mejorar su
calidad de vida, y solventar aquellas dificultades normativas de la vejez, dentro de las cuales nosotros
podamos darle solución.
2.b) Cambios en la organización familiar que limitan
la presencia de cuidados.
Como bien comentábamos anteriormente, el fenómeno de la
democratización del envejecimiento, ha creado toda una revolución demográfica
en la última mitad del siglo XX. No obstante, dicha circunstancia ha generado nuevas
problemáticas que representan desafíos en nuestros mayores. En este sentido, la
organización familiar actual impide o deteriora la disponibilidad de cuidados
para este sector de la población (Vega Vega, J. S. 1995). Estos cuidados, no únicamente se limitan a las posibles
dificultades físicas, sino también sociales, e íntimas. Dicho impedimento es
producto de múltiples factores, como la reducción progresiva de los miembros
por generación, la carga laboral, y las distancias geográficas. A su vez, las actitudes
de una generaciones hacia otras, y
la desestructuración de los sistemas tradicionales de apoyo.
Frente a este panorama, resulta vital que servicios sociales como
nuestro programa de apoyo integral, ayuden a suplir las necesidades de este
sector de la población. En este sentido, deseamos fomentar una red de apoyo
social, donde lleguen a establecerse relaciones entre nuestros participantes,
fomentando lazos de compañerismo y
de intimidad.
2.c) Aislamiento social y organización del tiempo libre.
En muchas ocasiones, otra de las necesidades más acusadas en algunos
sectores de la población mayor, hace referencia a la soledad, y a la
organización del tiempo libre. En relación con la primera, el aislamiento
social y la escasez de una red íntima de apoyo suele ser un predictor de gran
relevancia para el acentuar deterioro de la calidad de vida. En esta medida, nuestra
intención con el programa es promover un espacio de encuentro y de interacción
donde puedan establecerse relaciones enriquecedoras entre nuestros
participantes. Por otro lado, ofrecemos una gran variedad de actividades encaminadas al ocio, y la
creación de espacios que permitan el autoconocimiento, la potenciación de la
sabiduría, la actividad física regular, y el bienestar psicológico general.
2.d) Problemas relacionados con la salud física y
mental.
Si bien la mayoría de las personas mayores suelen
tener un buen estado de salud, a lo largo de esta etapa suelen aparecer
múltiples molestias y complicaciones que diariamente repercuten en el
desarrollo de una calidad de vida óptima. En este sentido, según Vega Vega (1995)
el 31% de las mujeres mayores declara tener problemas
osteoarticulares, dolores de espalda (60%), y fracturas y traumatismo (13%).
Entre los hombres priman los problemas cardiovasculares, del aparato
respiratorio, y las afecciones asociadas
a hábitos de vida no saludables.
Por otro lado, encontramos una presencia
significativa de problemas relacionados con la salud mental. En concreto, una
prevalencia del 12% en el caso de las mujeres, y de un 5% en el caso de los
hombres. Dadas estas circunstancias, resulta esencial incluir dentro de nuestro
programa una red de servicios que ponga en contacto a los diferentes
profesionales desde la perspectiva médica y psicológica para dar una asistencia
de calidad y personalizada a nuestros participantes.
Para concluir este apartado, podemos considerar que la vejez es una etapa donde la
diversidad es una de sus características fundamentales. En concreto las
personas mayores de 65 años, suelen gozar de un buen estado de salud de forma
general. No obstante la organización familiar actual ha conllevado a un
deterioro de las relaciones sociales, afectivas, y de cuidados físicos de
algunos sectores de esta población.
Por otro lado resta recalcar que en la vejez es una
etapa del ciclo evolutivo en la cual se dan deterioros y a su vez innovaciones.
En
este sentido, nuestra intención es potenciar aquellas actividades en las cuales
la persona sea independiente, e intentar suplir o amortiguar el efecto de
aquellas circunstancias que generan un mayor desgaste o incomodidad. En
este sentido, adoptamos la premisa de la OMS donde nos indica que “No hay que
ponerle años a la vida, sino vida a los años”.